30 de abril de 2013

Canciones para sobrevivir a una aburridísima boda odiando Paquito el Chocolatero | Christian Acosta

Christian Acosta es agente de viajes. Así que realmente es como Disneyland, por eso de hacer tus sueños realidad consiguiéndote hoteles, transportes y excursiones a buen precio porque él lo vale. Acaba de estrenar blog llamado Pasaporte Barcelona donde quiere hacer ver la ciudad condal desde diferentes perspectivas.

Encantador, tío majo y una de esas personas que he conocido por medio de Confesiones tirado en la pista de baile, es decir que tiene muy buenos gustos musicales. Todo un osazo con un corazón bien grande.

Como estamos en épocas de boda que mejor que hablar sobre ellas. A veces es complicado sobrevivir porque siempre acaba sonando el Paquito el Chocolatero donde la dignidad se pierde absolutamente. Christian nos deja sus canciones imprescindibles en una boda que podéis escuchar en esta lista de Spotify. A partir de ahora él toma el control de la entrada.

Es sábado. Cuatro de la tarde. Barcelona. Sales de la ducha y tienes la barba perfecta, de catálogo. Intentas peinar el poco pelo que te queda en la cabeza (porque en el pecho vas sobrado, que ya estás casi en la treintena y la genética te ha hecho salir bastante oso). Tienes uno de los eventos del año: la boda de uno de tus amigos más cercanos. ¡Oh! ¡Alegría! ¡Jolgorio! Qué bien me lo voy a pasar, cuánto voy a disfrutar la barra libre y cómo va a disfrutar la camarera abriendo botellas y botellas de vino blanco para satisfacer mis necesidades durante la noche.

NO. NO. NO. Sabes que no todo es tan divertido. Sabes que vas a una boda. Sabes que en algún momento de la noche la decadeeeeeenzzzzzzzziiiia (Mónica Naranjo dixit en Europa, con zeta que es como más fricativo e interdental) será el concepto que domine tu cuerpo y el de prácticamente la totalidad de los mayores de 15 y menores de 70 asistentes al evento. Y en ese momento, cuando intentas hacer ver que no vas borracho pero vas peor que Ortega Cano y Massiel in the mix, comienza a sonar. Paco. Paquito. El chocolatero. Mátenme señores, mátenme.

¿No existen banquetes de bodas en los que no suene esta canción? Como la respuesta siempre va a ser negativa, sólo puedes aferrarte a la certeza de que hay otros temazos que van a sonar (o deberían hacerlo) sí o sí.




O apriétame más fuerte. Eso es lo que estás deseando, que en la boda alguien te coja, te apriete contra una columna del restaurante y te ponga caretos de Pantera de Figueres en su éxtasis interpretativo. Con un poco de suerte no te echa la papa encima y tu dignidad no cae a niveles subterráneos nivel estación de Tribunal, con 5 tramos de escaleras mecánicas.



Ritmos latinos con una letra que nunca me he molestado en intentar comprender, porque me basto y me sobro con esa gran máxima espiritual que es “Cuba, quiero bailar la salsa”. Imagino que Cuba en este caso es una mujer de la fiesta o, a malas, hay una parte de la oración que se ha omitido y en realidad es “(Estoy como una) Cuba”.



“Fuerte Suficiente” es como debes estar para aguantar hasta que el local te eche a la calle, en ese momento en el que sabes que sólo hay dos sitios a los que puedes ir, que son tu casa o un hospital. Porque no has ligado. En las bodas no se liga. Es un mito.



En el punto más alto de la noche te ponen este temazo de décadas atrás, y es cuando comprendes que la selección musical en algún momento tuvo algo de sentido pero pasó algo que la truncó. Ese algo es España. ¿Quién no lo da todo con este temazo y quién no lo canta por encima gritando “Estoy tan cachonda”?



Seas hombre, mujer, tortuga o ameba, has sido una Spice Girl. ¿Cuál? Y ahora, con treinta años, bailas la coreografía de esta canción que en cualquier sitio negarías conocer. Guilty Pleasure anyone?



La última vez que escuchaste esta canción fue hace dos horas, cuando los novios te han sacado a bailar antes del postre con el resto de organizadores de las despedidas de solteros, para cortar la liga y la corbata de la novia. Ahora la escuchas y dices “joder macho, qué momentazo el de la liga”. El tiempo es efímero.



La versión amable y no macarra en las bodas del “Follow the leader”. Los niños posteriores al 2000 deben nacer con la coreografía de este insulso tema dance noventero en los genes. Si no, no entiendo cómo niñas de 14 años pueden conocer esto, bailarlo como la mayor puta del barrio y encima hacerlo mejor que los maricas de mi edad.



No podemos negar que vivimos en el país en el que vivimos y que Toñi y Encarni deberían aparecer en los libros de texto de futuras generaciones. Verdades como puñales: “Guan, chu, tri, caramba!”



Concesiones a los mayores de 50, que también necesitan de sus propios oldies para disfrutar de las primeras horas del baile mientras nosotros, los jóvenes, hubiéramos preferido que fuera otro “La la la” el que sonara, el que viene de Australia y no se puede sacar de la cabeza.



Quien no conozca este temazo miente. Una rubia, otra morena, podrían ser las camareras que te están sirviendo los cubatotes y las que están poniendo sus teléfonos en las servilletas para los machos alfa. Ellas quieren bailar y ellos querían fuki fuki. Con semejantes 4 berzas, no me extraña. Y nosotros lo bailábamos siempre, y lo seguiremos haciendo. Yo quiero bailar toda la vida.

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