Todo suena más cudro, más jodido y más roto, así es Casa de Fieras (Autoeditado 2017). Es el segundo álbum de los madrileños Tiger and Milk que, como en la portada, demuestran que tras una apariencia inofensiva existe una sombra oscura que nos persigue y al grupo parece que les han dejado tocados, que no hundido, entre este disco y su predecesor, el preciosísimo La Cara Norte (Autoeditado, 2013). Entre las novedades, las nuevas temáticas de las canciones y la voz de Nacho que ahora canta en solitario ya que durante esta etapa Pilar no está presente aunque sigue apareciendo como miembro del grupo.
Esto se ve claro en Cobardes, el segundo corte del disco, y una de las primeras canciones que habíamos conocido ya en algún directo hace unos años: "Somos casi todos unos cobardes. No nos dicen la verdad a casi nadie por si alguien va y se atreve a denunciarles pero somos casi todos unos cobardes". Contundente y sincero, tanto que llega a dar miedo. Hablar de como las generaciones más mayores están instaladas ya en una especie de ficticia balsa de seguridad y tienen recelo de todos los cambios.
Escritura Automática es el single con el que nos lo presentó donde demuestra que siguen jugando en casa, en el pop más tradicional, con un sonido que nos hace sobrevolar grupos como La Buena Vida o Reina Republicana y que han dotado aún de mayor mimo en su producción. La parte final, un instrumental, bien podría estar dentro de alguna escena de película de autor. Las baterías inundan el sonido de San Ángeles que nos puede explicar la revolución que existe en la búsqueda de ayuda cuando la gente sale a las calles cuando ya han perdido todo: "Miles de personas se concentran en las calles, piden por favor que alguien les salve".
Pero no os preocupéis porque la cuota romántica se mantiene gracias a Píes Fríos que es todo un homenaje a una persona que "Poca gente hay tan valiente, y ganas menos de lo que mereces". Si te dedican una canción así es que te quieren. Te quieren mucho. Mientras que el desamor, con un rollete más planetario, lo encontramos en Numbers: "Ahora te echo de menos, y mira que me jode de verdad" con un final instrumental en el que, realmente, sabes que sobran las palabras, ya no son necesarias porque se lo has dicho todo unos minutos antes. Incondicional, o como se pasa de que te reconozcan un libro y acabes follando con alguien.
Mujeres es la canción más "ruidosa" y con un sonido más crudo que se nota desde la propia voz de Nacho. La parte más pop del disco es Para que te acuerdes de mí, que se convierte en el corte número 9 y es su canción de despedida más festiva que suena grupo ochentero (Un poco Modestia Aparte) o noventero indie (Undershakers) y a modo de una venganza muy animada en la que si no escuchas la letra parecería que no hay nada de rencor.
Casa de Fieras, sospecho, va a ser de esos discos que algunos van a descubrir tarde... y dirán "Y porque no lo he hecho antes". Puede que en una primera escucha haya un choque, sobre todo en las canciones más reivindicativas, pero una vez superado vuelve uno a ver como el pop sigue corriendo por sus venas de la forma más natural, fluyendo. A la lista de 2017, right now.
Esto se ve claro en Cobardes, el segundo corte del disco, y una de las primeras canciones que habíamos conocido ya en algún directo hace unos años: "Somos casi todos unos cobardes. No nos dicen la verdad a casi nadie por si alguien va y se atreve a denunciarles pero somos casi todos unos cobardes". Contundente y sincero, tanto que llega a dar miedo. Hablar de como las generaciones más mayores están instaladas ya en una especie de ficticia balsa de seguridad y tienen recelo de todos los cambios.
Escritura Automática es el single con el que nos lo presentó donde demuestra que siguen jugando en casa, en el pop más tradicional, con un sonido que nos hace sobrevolar grupos como La Buena Vida o Reina Republicana y que han dotado aún de mayor mimo en su producción. La parte final, un instrumental, bien podría estar dentro de alguna escena de película de autor. Las baterías inundan el sonido de San Ángeles que nos puede explicar la revolución que existe en la búsqueda de ayuda cuando la gente sale a las calles cuando ya han perdido todo: "Miles de personas se concentran en las calles, piden por favor que alguien les salve".
Pero no os preocupéis porque la cuota romántica se mantiene gracias a Píes Fríos que es todo un homenaje a una persona que "Poca gente hay tan valiente, y ganas menos de lo que mereces". Si te dedican una canción así es que te quieren. Te quieren mucho. Mientras que el desamor, con un rollete más planetario, lo encontramos en Numbers: "Ahora te echo de menos, y mira que me jode de verdad" con un final instrumental en el que, realmente, sabes que sobran las palabras, ya no son necesarias porque se lo has dicho todo unos minutos antes. Incondicional, o como se pasa de que te reconozcan un libro y acabes follando con alguien.
Mujeres es la canción más "ruidosa" y con un sonido más crudo que se nota desde la propia voz de Nacho. La parte más pop del disco es Para que te acuerdes de mí, que se convierte en el corte número 9 y es su canción de despedida más festiva que suena grupo ochentero (Un poco Modestia Aparte) o noventero indie (Undershakers) y a modo de una venganza muy animada en la que si no escuchas la letra parecería que no hay nada de rencor.
Casa de Fieras, sospecho, va a ser de esos discos que algunos van a descubrir tarde... y dirán "Y porque no lo he hecho antes". Puede que en una primera escucha haya un choque, sobre todo en las canciones más reivindicativas, pero una vez superado vuelve uno a ver como el pop sigue corriendo por sus venas de la forma más natural, fluyendo. A la lista de 2017, right now.
Casa de Fieras está ilustrado por Manuel Galea.
Fotografía promocional: Alberto Arías
Diseñado y maquetado por The Graphics
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