Carlos Siles publica segundo disco bajo el triste nombre de Doce maneras de esperar el final (Flor y Nata Records, 2013). Carlos granadino de nacimiento, ains Granada, aunque viviendo en la capital nos deja bajo ese nombre una colección de doce bonitas-tristes canciones, que en realidad no hablan todas de finales, porque realmente son maneras de esperar estos mismos.
Eso se nota desde el primer tema, que además es el elegido como single, Si tú te vas, me voy contigo (con vídeo de Laura Carrascosa) sobre huidas, venidas y ganas de estar con esa persona. Así veremos como en No sin pelear y Luces van, la tristeza a cosas que uno sabe que no van a acabar bien. En Parque encontramos un dueto con Russian Red Anni B Sweet Alondra Bentley.
Seguimos con ese estilo pesimista Lo he vuelto a hacer mal, donde veremos que casi nos pide a gritos que nos flagelemos, como en Ya lo sabía que aunque comparte nombre con un tema de Miranda! puede hablar de lo mismo pero con una diferencia de estilos notables, con la llegada de Gigantes vemos como el protagonista considera que va a salir vivo de toda una aventura amorosa. En Oh Cielo parece que hay un giro de tornas y es él el que decide, mientras que en En esta horrible ciudad encontramos una lucha entre el sí y el no.
El disco llega a su recta final con Caótica, porque al final cada uno tiene una personalidad diferente, El reencuentro -con Boza-, el drama de volverse a ver y termina con Convertirnos en segundos, que parece que habla del carpe diem de disfrutar esos eternos segundos de felicidad con alguien para que no pasen nunca.
Si sois romanticones, como un servidor, y compráis discos físicos lo podéis conseguir por medio de su Bancamp y a buen precio, incluso en pack con su primer disco: Cuántas veces habré intentado que juegues conmigo (2009) que incluye colaboraciones con artistas como Zahara.
Doce maneras de esperar el final no engaña: es un disco donde hay una desesperanza, tristeza y donde una relación fallida se ve desde diferentes perspectivas, puntos y situaciones. Pero en la tristeza reside a veces la belleza y este disco la tiene en cada uno de sus temas y colaboraciones, incluso desde la portada y la contraportada ¿Quizás ese Convertirnos en segundos pudiera ser la escena de la lavandería de Mi vida sin mí?
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