Era la primera vez que iba a La Pensión de las Pulgas, situada en plena calle Huertas, y con esa sensación que no podría ser un lugar para hacer una obra de teatro. Al entrar por sus puertas, ver la escalera, la recepción y decoración me sentí como quien espera en la entrada del pasaje del terror: Una sensación de nerviosismo, inquietud, curiosidad... y miedo. Más aún cuando te dan instrucciones de como va a funcionar en el interior.
Una vez te cortan la entrada ya estás metido de lleno. Yernos que aman, que va por su tercera temporada, tiene a 10 actores en escena que van a introducirte en la vida de una familia durante las dos horas de duración. Explicar de que va es quitarle ese efecto de "saber por donde van a ir los sustos". Pero es que, quizás, a veces los sustos, el miedo no tiene que ver con el del parque de atracciones... el terror puede ser la propia vida. Nuestro proceso desde que somos niños hasta que nos consideramos "adultos". La evolución, las situaciones (un profesor de mi facultad decía que no existían problemas sino situaciones), los miedos y el pánico al fracaso, a soltar lastre o superar lo que nos hizo daño.
Otro de los alicientes de la obra es el concepto que tiene de uso de la estructura del lugar: 3 habitaciones, efectos de luz, de audio, visuales, y la capacidad de transmitir con los medios de los que disponen. También la entrega de todos los actores, y de la técnica del lugar (Ruth Rubio), entre los que encontramos caras conocidas como Mamen García, Manolo Caro o Marta Belenguer y a destacar los papeles de Jose Sospedra y David Matarín. Completan el reparto Jorge Usón, Juan Caballero, Lorena López, y María Maroto. Todos teniendo que hacer frente a unos papeles complejos, con grandes saltos de sentimientos.
Si hace poco disfruté de ¿A quién te llevarías a una isla desierta?, dónde también participa como actor Abel, en Yernos que se aman, con otra temática diferente, juega al mayor de los extremos, casi con la locura y la demencia presentes con toda la normalidad que realmente existe en la sociedad aunque nos empeñemos en esconderlo debajo de la alfombra.
Al salir de la obra no lo hacemos corriendo como si Jason nos persiguiera con la sierra. Sales como de cualquier otra obra de teatro, andando. Pero lo mejor es el poso que deja: ojos llorosos, tristeza y una sensación de sentirte apagado, bajo de energía. Sí, la magia de una obra es que al salir, y sin darte cuenta, acabes sentado tomando cerveza charlando sobre temas que, seguramente, en ningún otro momento tratarías. Lo que se suele ser reflexionar ante la vida.
¿Surrealista? La realidad siempre supera a la ficción. Yernos que aman merece sus 18€ de entrada, que eso no os tire hacía atrás. Si me dicen que obra de teatro recomendaría a día de hoy para elegir para ver no dudaría, sería ésta. De lo que más me ha impactado en los últimos años.
Mientras no deja de resonar en mi cabeza Creep de Radiohead...
Bonus Track: Crítica de Ismael en La Épica de los Seis Segundos
Mientras no deja de resonar en mi cabeza Creep de Radiohead...
Yernos que aman, se puede ver en La Pensión de las Pulgas (C/ Huertas, 48)
Abril: Lunes y martes 20:30h
Mayo: Lunes 20:30h.
Para reserva de entradas la info aquí
Bonus Track: Crítica de Ismael en La Épica de los Seis Segundos
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