Carla Morrison. Su nombre me lleva directamente a la canción con la que la conocí: Hasta la piel, un bonito drama folk sobre el amor "Quiero sentarme a llorar. Sacar de adentro mil cosas que te quiero decir, me siento tan débil sin ti". Pero tres años después de esta canción, incluida en su disco Dejenmé llorar (2012), llegaba Amor Supremo (Cosmics, 2015) que es de esos discos que ya desde la primera canción te golpean.
El motivo principal de esta intensidad viene de un hartazgo con el mundo de la música, de la fama y todo lo que le rodea... y del propio estilo de folk acústico en el que se encontraba. La tristeza que se encontraba incubando pese a su éxito y la sensación de sobrepasarle todo. Así que decidió irse a Tijuana junto a la playa, alquilar una casa, y llevarse a sus productores Alejandro y Demián Jiménez para comenzar a crear su segundo disco que se gestó en ocho meses. En declaraciones al Vanity Fair mexicano (noviembre 2015) dijo "He hecho de la tristeza una canción”.
Para Amor Supremo ha decidido jugar más con los sintes, lo electrónico, las percusiones que podrían llevarnos a pensar en una fusión de discos como Santa de Zahara o The Golden Age de Woodkid pero más desnudo e intenso a la vez donde su voz se convierte en un canto de sirena. Así el disco tiene la delicadeza y belleza de una aurora boreal que puedes observar durante horas sin cansarte de verla y tiene ese lado épico que contagia esa voz desgarrada, a la vez que sensible, de Carla. Nada de folk, bien de percusiones y sintes.
El disco lo componen 13 canciones que siguen una estructura similar. Desde Un Beso que se vuelve un impacto emocional desde su descubrimiento hasta Todo Pasa, hasta esa aurora boreal en la que hemos estado sumergidos durante toda su escucha.
El último single es Azúcar Morena con un vídeo realizado por Broducers y que juega perfectamente al estilo de las canciones: Lo que parece ser quizás no sea. O al menos no tan claro como se deja entreveer. Si me ha dado hasta un subidón cuando ha llegado el último plano del clip.
Amor Supremo no es un disco que tenga hits, tiene una continuidad de estilo en sus trece canciones y un poso que hace que gane con las escuchas. Para escuchar en la cama a altas horas de la mañana, al atardecer en un parque o amaneciendo con la nostalgia de ese sueño que te trajo recuerdos del pasado. Una aurora boreal épica.
Visitará nuestro país poco antes que termine el verano con su #AmorSupremoTour:
Y ya lo dice la propia Carla en su Twitter, tiene a una de las managers, y mujeres, más guapas, Ulía Moreno, yo añadiré que de las más profesionales: Igual se ha encargado de ser la anfitriona de Moby con su discográfica, organiza a los grupos españoles que van a tocar a DF como Love of Lesbian, y te organiza varias giras de Cafe Tacvba entre otros tantos proyectos nacionales mexicanos e internacionales tras su experiencia en Management en España en diversas discográficas. La entrevisté al poco de llegar a México y aquí podéis ver sus comienzos en esta tierra. Parafraseando aquel monólogo final de Piedras: Ays, Ulía, qué bien México.
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