25 de agosto de 2017

[Castle Vega] J. Vega en un Castlevania cañí, sencillez eficaz


Y es importante puntualizar que J. Vega no lanza su primer disco literalmente porque hace unos días Manel Navarro hablaba así del lanzamiento de su próximo disco, es más J. Vega ha decidido publicar el álbum en versión digital y en cassette (ahí de bien retro). El resultado es Castle Vega (Luik Records, 2017).

Una portada en la que podemos verle ¿a él de niño? en plan vampiro (¿Castle Vega? ¿Homenaje a Castlevania?) y una metáfora que todos somos un poco el resultado de aquel chaval que jugaba de pequeño, simplemente que ahora lo hacemos de mayores... canciones costumbristas que fueron grabadas en su mayor parte el pasado mes de junio.

Así comenzamos con Melody Maker, que ya en su nombre deja claro de que va todo esto, a lo que le sigue Rabieta. En Fiebre del sábado noche canta "Se me va a pasar el arroz y no encuentro una chica que me quiera, se me va a pasar el arroz y aún no tengo un perro que me muerda (...) se me va a pasar el arroz y aún tengo un perro que me muerda... como tú" Bonita metáfora sobre cuando una relación te marca por una persona con un poco de rabia en sus venas. y después llega su segundo single Elliot. Y todo esto va que nos encontramos con más canciones que dejan claro que no hace falta hacer letras rebuscadas.

Graham Coxon in the Drugs es más guitarrera, con un puntito a lo Garbage ("El día que me cabree conquistaré el mundo a golpe de gafas"), Siniestramente, que juega con el motivo vampírico de la portada; El Don de no hacer nada, que suena a venganza completamente; Restaurante Chino Gran Hermano, que bajo este nombre surrealista esconde una de las canciones más bonitas del disco con un ambiente de playa y el cierre con Para Juan que va con dedicatoria en el nombre en recuerdo de Juanito, el gran Tosina.

Un disco minimalista, en el que la sencillez de unas melodías directas, sencillez que no simple, y unas letras a la par conquistan desde la primera escucha. Un castillo donde refugiarse y perderse y volver a jugar como en aquellas años pero siendo mayores. Siendo sincero y sin más filtros que algunas metáforas poéticas fácilmente identificables.

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