Aquel día me levanté con la sensación de comerme el mundo. Me desperté pronto, me di un baño relajante, sin prisas, con música muy tranquila, me estuve queriendo durante media hora. Bailé después frente al espejo con algo más animado: ahora tenía una barriga sexy con cicatriz incluida.
Una vez vestido, abrigado, me puse los cascos, seleccioné ESA canción. Di al play. Salí de casa, bajé Las Ramblas al ritmo de la música, me fijé en esas otras personas que también van como yo: cantando y bailando con la música que llevan. Di una vuelta, anduve por la ciudad mucho tiempo, me perdí por las calles, observando a esos hombres guapos barbudos que pululan por ahí.
Quedé contigo para tomarnos unas cañas y proponerte un proyecto que te gustó mucho, nos abrazamos. Siempre me encanta que nos abracemos.
Acabé en el barrio donde algún día viviré, en esa tienda, observando libros, figuritas, posters y charlando contigo mientras tomábamos té. El día puede ser todo lo maravilloso que nosotros queramos hacerlo.