19 de noviembre de 2018

[ Astronauta ] Zahara y la soledad de lo desconocido


Llega un punto en la carrera de un artista complejo. El primer disco sirve de tanteo, el segundo para confirmar y el tercero es un momento crítico en el que la cosa puede dar el pelotazo o puede ser ese momento en el que cual llegue una influencia maligna y acabe haciendo una música que se vaya por los cerros de Úbeda. Pero hay otro momento peor, el cuarto disco. Ahí ya tienes tu público, has conseguido ciertas cosas y generas más expectativas. Las expectativas son malas. Eso lo he aprendido aún más jugando a Escape Rooms. Pero ahí está Zahara con su cuarto disco, Astronauta (G.O.Z.Z. Records, 2018), que refleja esa sensación de estar perdido en una nave espacial en medio de la nada, cuando estás en un proceso de cambio hacia algo que no tienes claro como va a ser.

Si algo tiene ganado Z conmigo es la sensación de compartir un universo, algo que por si quedaban dudas sólo había que leer su debut en novela con Trabajo, Piso, Pareja (Verso & Cuento, 2017). Así ahora en Astronauta sigue corroborando que puede que estemos en dos naves espaciales en universos paralelos, en una deriva controlada y que de vez en cuando nuestras naves se encuentran en un agujero negro y nos saludamos por la ventana.




El disco se ha presentado con Hoy la bestia viene a cenar a casa, una rara avis dentro del álbum que entremezclaba sus dos últimos discos, que quería que tuviera un lugar destacado. Tras los nervios previos al lanzamiento, fue una buena jugada. Con vídeo dirigido por Guillermo Guerrero se convierte en una crítica brutal contra una buena parte de la sección política y especialmente dedicado al tema de la gestación subrogada.  Después nos llegó una pieza más intimista como es Multiverso, que tampoco quería que se perdiera en el disco. No se pierde una vez escuchado en conjunto, tiene esa mezcla de paz y de enfrentamiento, sobre todo en la parte final instrumental. Justo antes de salir el disco se estrenó Guerra y Paz, grabada a dúo con Santi Balmes, que quizás es una de las canciones de estilo más clásico de Zahara.

El disco parece entremezclar un poco todo lo que hemos visto hasta ahora de ella pero diferente. Hay parte de la inocencia de La Fabulosa Historia..., otro tanto de la temática cabreada de La Pareja Tóxica y la grandiosidad que fue Santa. David Duchovny es el tema más festivo del disco y destaca Bandera Blanca con una producción muy ochentera. La letra además tiene puntos directos y brutales como "Extirpa la razón, Saca todos mis recuerdos, Soy un tumor remitiendo". Ojo al estribillo que tiene mucho feeling, iba a ser el primer single del disco antes de la llegada de la bestia...



El Fango explora esa parte del fin de una relación sin nada de nostalgia, orgullosa de ello. Será una de las canciones que pondremos en nuestra lista de Spotify de "Canciones para rupturas" a modo de mantra para la superación. Mientras que Big Bang, cantando a dúo con Miguel Rivera (Maga) e inspirado en un poema suyo, habla de esa explosión cuando hay una conexión con alguien casi de forma inesperada. En El Diluvio Universal, que fue la primera canción que compuso del disco y estuvo a punto de quedarse fuera por no encontrar el punto adecuado, una canción donde vuelve a dejar claro que las relaciones son difíciles... relaciones con cualquier persona. Chungo es.

Adjunto Foto del Café Verbena es una canción narrativa -de las que no está acostumbrada a realizar- pero que cuenta la experiencia de estar en una especie de lugar que no te esperas y disfrutar "No te imaginas cuanta felicidad cuando empieza Coyoye Dax". Podría ser perfectamente una continuación de Caída Libre. El cierre es con El Astronauta que tiene el espíritu de todo el disco, el reflejo de la maternidad y la incertidumbre del futuro. 




Astronauta ha sido producido por Matthew Twaites que ha encaminado el sonido de Z sin perderse en mundos extraños o planetas llenos de alienígenas. Es la Zahara que conocíamos llevada a otro punto, a otro lugar del espacio... pero siendo ella. Astronauta, que indica que es la segunda parte de una trilogía de discos, me parece una forma de fusionar todos los estilos de Zahara en uno, un recorrido por su propia historia desplegada a modo de mapa del espacio.

Astronauta tiene una preciosa edición deluxe hecha con tanto mimo, con tanto cuidado, con tantas ganas de nuevo junto a Emilio Lorente. Una caja plateada reflectante que al abrir se descubren no sólo el disco, también un nuevo disco de rarezas (Alienígena), un mini libro con letras y relatos, un mapa espacial y muchas cosas más que a los melómanos nos fascina. Feliz viaje a todos los que se aventuren en Astronauta porque aunque no sean padres o madres podrán identificarse con la sensación de perdida y de perderse en el espacio.


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