10 de diciembre de 2015

'Langosta' (The Lobster) | Crueldad preciosista


En una sociedad actual paralela, o en un mundo futuro muy cercano, nos encontramos con una sociedad en la que las personas tienen que estar emparejadas. Si no lo hacen son llevados a un hotel donde tienen 45 días para poder lograrlo, si fracasan son convertidos en el animal que deseen.

Resumiendo esto sería el planteamiento de Langosta (The Lobster) (Yorgos Lanthimos, 2015) una película que a punto de terminar el año se lleva la palma para ser una de mis favoritas de este año. Ir con el hype a verla es siempre un error así que, simple y llanamente, decidí ir a a disfrutarla.



Sin duda lo hice. Una película que no deja títere con cabeza y que se convierte en una crítica a una sociedad, a los extremos, incluso hay una metáfora con los partidos políticos, principalmente en el bipartidismo. Las consecuencias de lo que queremos y de una moralidad diferente a la que existe actualmente.


Colin Farrell es el protagonista principal y brillante con su barriguita adquirida para la película (e igual de sexy), una Rachel Weisz que pasa de un estado a otro, y muchos actores que aparecen en papeles a los que no estamos acostumbrados a verlos. Es mejor irlos descubriendo poco a poco, los habitantes del hotel son todos bastante peculiares, sus trabajadores también, sus dueños provocan.

A medida que se desarrolla esta perturbadora película vemos que existen unos planos lentos que recuerdan a ese ascensor de Drive, la dureza de una sociedad con una moral diferente como en Nunca me abandones, los planos perfectos (y la soledad) de Her, un toque de la malrollera película La Purga, junto con el arte preciosista de Wes Anderson en un reverso tenebroso, incluso con planos largos y fijos de los que Sofia Coppola hubiera querido para ella en aquel aburrimiento llamado Somewhere.

El último plano, en silencio, sin contar y contándote mucho, deja la libertad al espectador de saber que ha sucedido. Siguiendo el tono de la película puede ser una nueva crítica absoluta hacia una sociedad que busca los extremos. Por un lado, sociedades que son casi como sectas, por otro, el amor que si / no puede con todo.


Yorgos Lanthimos, desde ya me hago fan tuyo. Tengo que repasar el resto de su filmografía porque, sospecho, que voy a disfrutar como un enano.

Langosta (The Lobster), una gran crueldad preciosista que te recorre todo el cuerpo y te crea dudas, debates y sensaciones a la hora de digerirla. Una mala, pero intensamente productiva, digestión.

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