29 de marzo de 2014

You don't have to be ashamed, I'm a monster too


El día no se había levantado extraño pero fue evolucionando hacía la mala leche por momentos. Justo había quedado en media hora para comer. No le conocía más allá de unas cuantas conversaciones, pero me parecía alguien interesante y además, porque no decirlo, muy mono. No sabía donde le iba a llevar, fue un japonés. Podría ser uno cualquiera de la ciudad pero este respiraba un ambiente de película, casi que nos podría trasladar a nuestro propio Lost in Translation.

Unas cervezas para empezar. Recorrer el menú hasta descubrir lo que queríamos. Siempre me ha sido muy fácil el poder elegir en estos lugares, nada complicado, me gustan cuatro cosas contadas. A él le costó un poco más pero enseguida empezamos a hablar, mucho. Enlazamos de un tema a otro. Sin parar. Sin parar como las cervezas que iban llegando con la comida. No nos poníamos de acuerdo en nada de lo que decíamos.

Podríamos haber sido los Bob y Charlotte de aquella noche pero en versión de día. ¿No os pasa que las facciones de la gente se os modifican? Pasan de ser personas normales, guapas, a ser personas mucho más atractivas, interesantes, sexys... Así me pasó. Ensimismado en conversaciones, discusiones, en observarle...

...como en la película salimos corriendo de allí, fugándonos no sabemos muy del que pero con una sonrisa en la cara de adolescente. Creo que el también la llevaba. Por un momento pensé que era una noche de sábado, que alguien me llevaba corriendo por las calles a perderme por algún lugar, pero en realidad era yo el que lo estaba haciendo. Se habían cambiado los papeles.

Visitamos varios bares, hasta acabar en un pasadizo al lado de un aparcamiento revisando discos. Supongo que por las cervezas encima nuestras sonrisas cómplices se unieron, de la forma más mágica.

Empecé a cantar una canción de Los Smiths y él la siguió. Todo emocionado le respondí
-Mira ¡Esto es como la escena del ascensor de (500) Days of Summer!
-No me gusta esa película
-Ahora me dirás que tampoco te gusta Moulin Rouge
-Pues tampoco...
-¿Y Amelie?
-La película que pervirtió el resto del cine contemporáneo

Le miré con cara de emoticono sorprendido y lo saqué fuera de allí. Conocía una terraza, sabía que nos clavarían un dineral, pero creo que la conversación que vendría después merecía la pena. Una charla sobre el amor, concepciones sobre el romanticismo, cosas que realmente odio hablar porque son todo los mismos patrones, pero no fue así. Encontramos aquello que nos unía.

Casi se estaba yendo el sol. Las terrazas de Madrid son lugares perfectos para ver el atardecer. Nos apoyamos de forma casual en la barra. Sin decir nada le agarré de la cintura y mirábamos al atardecer de la ciudad mientras sonaba una canción que acompañaba. Como dice un amigo, cada canción llega cuando tiene que hacerlo.

"Can you tell me what the hell happened to you

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