Hace casi dos años que no sabemos nada, musicalmente, de Jero Romero, tras acabar de presentar su último disco publicado en solitario le perdimos la pista musicalmente. El que fuera el cantante de The Sunday Drivers, que nos dejaron una buena colección de temas, se lanzó en solitario aunque muy bien acompañado y financiando el proyecto por medio de crowdfunding que consiguió para los dos discos que editó en solitario. Dos joyas muy diferentes que son entendibles de dos formas completamente opuestas.
Cabeza de León (Autoeditado, 2011): fue el disco favorito de 2011 en Confesiones tirado en la pista de baile y lo hizo con todos los honores. La sensación de estar comiendo un pastel y disfrutándolo como si fuera un gran manjar. Así todas sus canciones se degustaban con un disfrute enorme, relajado, con gusto, sin comer rápido, masticando lentamente y dejando que las sensaciones te fueran llenando.
La Grieta (Autoeditado, 2014): A diferencia de Cabeza de León es un disco mucho más complejo, como el cerebro humano. Para poder entrar dentro de él se necesita un estado especial para llegar a sincronizar con él. No funciona en la felicidad absoluta, no funciona en la mayor de las tristezas, funciona en ese punto en el que no sabes que hacer, cuando el negro oculta el sol y no tienes muy claro hacia donde tirar. En ese momento exacto funciona.
¿Volveremos a ver más material suyo? Ojalá sí.
Foto cabecera: Nacho García
Deseando saber algo de una de las mejores voces que escuché.jero romero.
ResponderEliminarDonde estas Jero>:
ResponderEliminar