31 de octubre de 2012

Horror Nights [Con Anthony, Bea, Eduardo, Éric y Pablo] ¿Quién dijo miedo? ¡Decid pánico!

El miedo, el terror, el mal rollo se apodera de las noches de Europa Park, en Alemania, durante su temporada de Halloween. Las Horror Nights starring Marc Terenzi se estrenaron en 2007, y se han ido celebrando durante todos los años siguientes. Aquellos que han probado alguno de sus cinco pasajes del terror dicen que han sido de las experiencias más terroríficas de sus vidas.

Cinco pasajes del terror, un espectáculo nocturno entre el patinaje y el musical (Horror on Ince Part III) y un club nocturno lleno de vampiros (Vampire's Club) y otros seres de la noche en los findes de octubre.


Marc Terenzi es el creador de estas impresionantes noches terroríficas al más puro estilo Halloween Horror Nights que se celebran en los Universal Studios americanos. Fue miembro del grupo Natural, una boy band nacida a finales de los noventa, siguiendo después su carrera musical en solitario y con otras bandas. Cada año las Horror Nights estrena canciones creadas para el evento donde el es el encargado de cantarlas.

Como curiosidad Take Away ha sido considerado el mejor pasaje de terror del mundo de 2012, y en el tercer puesto se encuentra el de Down, ambos situados en este parque

Aquí tenemos a algunos de los valientes que lo han hecho que nos van a relatar cuales han sido sus sensaciones. Cada uno selecciona uno de los pasajes del terror. Pasen, lean y disfruten... aunque quizás lo de disfrutar no es la palabra exacta.





Villa, por Pablo Priego


Entrar al primer pasaje de las Horror Nights impresiona. Y más si eres el primero de un grupo muy reducido (no seríamos más de 5). Es posible que sea por esto que recuerdo mi paso por Villa como una de las experiencias más inquietantes que he experimentado.

Aunque desde fuera sea una gran carpa, una vez has pasado el portal ya estás en otro mundo, estás dentro de una gran mansión victoriana en la que sus habitantes han pasado a mejor vida y te acechan desde los rincones más insospechados. Todo recreado hasta el último detalle, muy poca iluminación y una gran cantidad de humo ayudan a crear un ambiente en el que te esperas sustos en cada rincón, y aun así te sorprenden donde menos lo esperas. ¿Que en un salón hay dos fantasmas sentados en un sofa y una silla? Tienes miedo a que uno de ellos se levante, claro. Pues al final se abre el reloj de pared y te ataca un tercero desde allí. Otros te salen de la chimenea y te agarran las piernas, de una nevera, de la parte de arriba de una litera...

Poco a poco vas recorriendo la casa, pasando habitación tras habitación, atravesando puertas medio abiertas rezando por que no haya nadie detrás de ellas. Y esto no es una casa cualquiera, es enorme, 15 salas de angustia una detrás de otra. Hasta que por fin logras llegar al portal de salida, con la respiración sobresaltada y las piernas doloridas del lento recorrido cargado de sustos. Y esto solo era el principio, aun nos quedaban cuatro mundos de terror por recorrer...





Take Away, por Éric San Martín

Siempre corren las típicas leyendas de los restaurantes chinos, que si la carne es de gato, de perro… Incluso por diferentes pueblos corre la leyenda que un matrimonio entra en un bazar chino, y la mujer se pierde entre las estanterías buscando cosas. El marido no la encuentra, y ya es la hora del cierre. Cuando llega la policía, la mujer estaba en el almacén, rapada y con los órganos marcados en su piel. Escalofriante.

¿Por qué hasta día de hoy a nadie se le ocurrió crear un pasaje del terror ambientado en un restaurante chino? Si la leyenda ya está contada, no se tiene que añadir mucho más… Aunque en Europa Park, sí que lo han añadido, y con creces, hasta límites insospechados.

En la entrada, una mujer vestida con un kimono, y que da bastante grima, te da la bienvenida, y acto seguido te deja entrar en lo que es el dicho restaurante. El nivel de detallismo es tan enorme, que parece que entres en uno de verdad: hay un pequeño vestíbulo para dejar las chaquetas, y acto seguido entras en el comedor, pasando por detrás de la barra, donde se pueden ver platos sucios, ruidos de moscas… Todas las mesas están vacías, y los farolillos chinos van perdiendo potencia cuando pasas. Hay solo una mesa ocupada, por una mujer atada que chilla histérica sin parar para intentar escapar. Pelos de punta.

Entramos en los baños, con unos fluorescentes que también van perdiendo electricidad, dejándonos a oscuras, pero cuando se encienden, nos dejan ver unos baños totalmente recubiertos de sangre en las paredes, y de repente, ruido de cadena del baño y nos sale una mujer escobilla en mano a asustarnos. Es alucinante como cada sala tiene su propia música, y cuando te asustan cambia y aparece alguna luz más, para darte mayor susto.

Entramos en el almacén, donde hay un montón de cajas sospechosas de que salga alguien por allí, y seguido los congeladores, estrechos y con un montón de cadáveres colgando del techo, que no paran de moverse y que tienes que apartar con las manos para poder avanzar. Si te deja el carnicero, claro…

Llegamos a una cocina, sucia, muy sucia, con las ollas por las mesas, utensilios tirados… Incluso se escucha a alguien afilando los cuchillos, y un poco más allá estanterías repletas de jaulas con gatos dentro, que no paran de maullar, sabiendo el destino que les espera.

Llega más mal rollismo cuando entramos en una sala pequeña, como si fuera una sala de operaciones clandestina, con pósters de diferentes partes del cuerpo humano, los músculos… Y en la camilla, una mujer con la cara desfigurada, y a la que un actor le hace diferentes operaciones.

Pasamos también por una habitación con el típico ventilador que se refleja en el suelo, creando un ambiente terrorífico, para llegar al callejón de atrás del restaurante, lleno de cubos de basura, barriles, cajas y más zombies, que intentan atraparte una vez más para convertirte en la comida que servirán en el restaurante chino (de los de verdad) que hay a la salida del pasaje.

La experiencia allí es claustrofóbica. Está todo tan ambientado, tan pensado al detalle, música diferente, sonidos, iluminación, salas completamente a oscuras… Y actores completamente metidos en el papel, que incluso algunos te tocan, e incluso te secuestran separándote del grupo, como le pasó a alguno, que no lo va a poder olvidar.



Down, por Beatriz Pérez Gijón

De los cinco pasajes, era el más arriesgado, pues había que escenificar alcantarillas a nivel de calle. Resultado: superado con sobresaliente. Jugando con elementos de iluminación y sonido, desde que pones el primer pie dentro del pasaje, ya has descendido a nivel de subsuelo.

Este pasaje juega más con elementos psicológicos, sobre la soledad, el abandono, la degradación humana. Pocos actores en el recorrido, pero que precisamente buscan ese elemento, el de la soledad, y que también hace que estés continuamente alerta en esos pasillos oscuros que doblaban bruscamente a izquierda y derecha.

Todo está sucio, dejado, abandonado, y los humanos que habitan ya han perdido gran parte de esa condición, equiparándose a las criaturas que habitan en este mundo.


Juega mucho con los elementos sensoriales: con la vista, la iluminación de las tapas de alcantarilla, la decoración; con el oído, el ruido de las gotas del agua; y con el tacto, al entrar en una zona a oscuras con colgajos peludos en el techo. Tenías que pasar apartándolos con la mano, e irremediablemente te recordaban a colas de rata, una tontería, pero que la sugestión hace que sea sumamente desagradable.

Por cierto que aquí, esa misma sugestión nos jugó en este tramo una "mala pasada": encabezaba mi grupo (yo, valiente), con Eduardo cubriéndome las espaldas. De repente, siento unas manos sobre mi cabeza y empiezo a chillar. Oigo que Eduardo también chilla cual poseso. Y todo esto a oscuras. Horror y pavor nos invaden. Cuando salimos a una zona poco más iluminada encontramos a los culpables: nosotros mismos. Eduardo era quien me tocaba la cabeza en ese tramo...




Zombieville, por Anthony Senen

Creía que ya había superado las Horror Nights y que entrar en Zombieville sería tarea fácil, pero no. En el momento en que te dicen “Tenéis que ir corriendo, los zombies os persiguen” tu cuerpo empieza a crear un nerviosismo increíble, te meten directamente en una real persecución.

Así que tienes que hacer caso y salir corriendo, escapando de los zombies. Nos adentramos entonces en una simulación de una calle ¿Dónde vamos? La intuición te lo decía, así fue como entramos en lugares oscuros, que muchas veces ni veíamos, el suelo se movía, pantallas con la misma chica que nos había dicho “Correr” dándonos explicaciones para que no fuéramos atrapados por la masa de zombies que se habían apoderado del lugar. Zombieville juega con la tensión y el nerviosismo que se te crea en el cuerpo, quizá no es el pasaje con más sustos, pero si para mi el más intenso a nivel de sensaciones creadas por uno mismo. Habían momentos de verdadera desesperación, un pasillo oscuro, no se veía nada, no sabías donde ir y con un golpe de sonido la luz se encendía y aparecían zombies golpeando las paredes de metraquilato o también pasar entre dos colchonetas hinchables... ¡Nunca veías la salida, que agobio!

Una experiencia increíble, muy diferente.




Be Mine, por Eduardo Mozota 

De los cinco pasajes de aquella noche se puede decir que es el más flojillo, pero no os confiéis que eso no significa que no vayas a pasar miedo.

Nos encontramos en una mina maldita, en la cual se accede después de bajar unas escaleras de madera.

La entrada esta atestada de monos de trabajo, que piensas en cualquier momento va a salir alguien de detrás de uno, te adentras por pasadizos oscuros y fríos, estrechos e inquietantes por donde deambulan los mineros que están a un paso del infierno.

Una de las escenas que merece una mención especial ya que da autentica grima, es un trabajador el cual se está destrozando la cara con un torno afilador… la cara de él, con los efectos de sonido, hacen una imagen totalmente aterradora, de ahí directo a la mutua de accidentes ya que eso si que es un accidente laboral en toda regla, pobrecico.

De la zona de la mina pasas a la zona del invernadero, ¿esto me recuerda a algo? ¿La Mina del Diablo? Y cuando crees que el pasaje ya ha terminado una luz intensa te ciega la ojos y un montón de humo que casi no te deja ni ver a un centímetro de ti y cuando ya se dispersa un poco… te encuentras haciendo la fila para montarte en Matterhorn Blitz montaña rusa fabricante Mack que su característica principal es que no tiene lift sino que subes en un ascensor, la verdad q es un final genial para este pasaje


¿Quienes son los firmantes de este artículo?

Los responsables de este terrorífico repaso son: Anthony Senen, Beatriz Pérez Gijón, Eduardo Mozota, Èric San Martín y Pablo Priego, asistentes al Halloween Voyage X, celebrado en Europa Park, habiendo disfrutado la noche del sábado 13 de su particular horror night. Amantes de los parques temáticos y montañas rusas.

Desde su paso por este lugar nunca han sido los mismos... aunque he de reconocer que antes muy normales tampoco eran, pero eso, señores y señoras, es parte del encanto.

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