28 de mayo de 2017

[¡VIVA LA VIDA Y EL POP!]


Sólo entiendo el fanatismo en un aspecto de la vida: la música. Cantar, bailar y sentir todo lo que nos transmite una canción. 

Sólo entiendo el fanatismo que hay en ese momento en el que te pones los cascos y vas metido en tu propia banda sonora. Cuando trasformas todo alrededor con una nota, el movimiento de pies o esa coreo imaginaria.




Sólo entiendo el fanatismo cuando lo organizas todo para irte a un festival a disfrutar de esos conciertos donde estás deseando cantar y bailar muchas canciones. Y enamorarte, cuando de repente tu cabeza empieza a generar una historia al ver al chico que te gusta.

Sólo entiendo el fanatismo en esas personas entregadas a la música. Algunas viviendo de ello y otras que lo compaginan con otra serie de trabajos menos apasionantes, que lo disfrutan, lo sienten y aprecian detalles que para otros pasarían desapercibidos: esas canciones que tienen algo, los subidones, los hits y los baladones que te llegan los ojos de lágrimas.


Sólo entiendo el fanatismo de la gente que escribe sobre música pero que disfrutan tratando de dar a entender a los demás con palabras que es lo que les dice una canción, como transmitir con letras una emoción que da vueltas por tus neuronas.

Sólo entiendo el fanatismo de aquella persona que aún compra discos físicos por el puro placer de tener una colección mimada de discos y esos grupos que, muchas veces con su esfuerzo e inversión, sacan esas ediciones por el puro placer y más allá de un beneficio.


Sólo entiendo el fanatismo de aquellos que han hecho su carrera poco a poco, que ha habido gente que les ha apoyado desde el principio y que siguen estando ahí... No entiendo los fanatismos políticos, patrióticos, religiosos, sectarios, en "bandera de...", o los que proyectan en los demás sus frustraciones, no me representan. Si que lo hace la música y cada una de las canciones que escucho y me trasmiten, las personas que hacen mejor su entorno, las que te recogen en momentos que te caes y te elevan aún más en tus éxitos. Los que tienen asertividad con su entorno, las que disfrutan de los pequeños detalles, los que se ríen a carcajadas hasta llorar, y los que lloran para descargar. 

Y sí, entiendo perfectamente a Kira dándolo todo en Xanadú, a Star Lord entregado a la música del walkman en Guardianes de la Galaxia, a Satine a punto de palmarla pero dándolo todo en el Moulin Rouge, y el fanatismo de Vanessa Hudgens bailando como si no hubiera mañana la actuación del Believe de Cher en la última edición de los Billboards. Entiendo el pop, el pop como mi religión.



¡Viva la vida y el pop! que cantan El Buen Hijo y que también es el nombre de la lista de Spotify que comparto con 222 canciones que he seleccionado de repente en esta tarde de domingo. 






Ilustraciones de Star Lord: Strangely Charismatic

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