17 de julio de 2015

Buenas noches Madrid | "La vida debería ser un festival de verano continuo"



Jardín Botánico de la Complutense. 19:20h. El sol sigue pegando en todo lo alto. Las puertas aún no han abierto. Últimas pruebas de sonido de los grupos. En unos minutos comienza la primera edición del festival Buenas Noches Madrid, adaptación del Bona Nit Barcelona que se lleva celebrando un par de años con éxito en la ciudad condal.

Pasada las y media comenzamos a entrar al recinto, vaso reciclable incorporado con el logo de la versión barcelonesa, y viendo que, además del escenario de conciertos y las barras con bebida para no acabar en el servicio sanitario por una deshidratación, encontramos algunos puestos de ropa, complementos, puestos de comida y merchandise habitan el parque.


Con cuatro grupos directamente venidos de Noruega se componía esta edición de debut madrileña. Mucho sol con calorazo para cuando salieron al escenario los postadolescentes Away que abrían el festival. El público buscaba los escasos rincones con sombra mientras estos chicos lo daban todo en el escenario, y en las primeras filas más de un fan de ellos lo daban todo.

Mucha actitud teen, saltos y energía que demostraban un potencial, porque tenían temazos como Easy Does It o William. Pop con mucho de guitarras ganas de comerse el escenario transmitiendo buen rollo y energía. Tendremos que ver por donde van sus tiros en el futuro pero aquí hay materia más que interesante y eso que tuvieron la dura tarea de ser los primeros asándose sobre el escenario.



Tras Away llegaban los que tenía más ganas de ver, tras haberlos escuchado durante estos días, Disaster in the Universe, los cuales han trabajado con Peter Mayes (mitad de PNAU) en su primer disco, Coconut Message, que en directo no defrauda. Del disco os hablaré la próxima semana.

El grupo con pintura fosforescente incorporada en su piel que hubiera quedado mucho en la noche, y el cantante con incienso encendido en la cabeza, se encontraron entregado a unos ritmos bailables pegajosos como la ola de calor que estamos viviendo. Bailar, bailar, baila... y entre medias el grupo lanza unos plátanos al grupo, algunos cayendo en las manos del público y otros estallando en el suelo cual petardo.

Uno de los más momentos más poéticos fue con la caída de sol, el atardecer fue precioso, y ellos cantando los versos de Beach House "The sun goes down to the sea", aunque de playa lo más parecido era la arena que nos encontrábamos pisando. 

Desde ya muy fan del grupo. Dejaron buenas sensaciones en todo el público. Sin duda mis favoritos del festival, canciones potentes, energía en el escenario, actitud. Este grupo dará que hablar antes o después. Avisados quedáis. Como de los dos chulazos que hay en el grupo.



Erlend Øye era uno de los más esperados por el público acompañado por su banda, The Rainbows, comenzaron con los temas más calmados del grupo, pasando a una sección más acústica e íntima, para terminar convirtiendo el escenario en una pista de baile. La mitad de Kings of Convenience y guitarrista de The Whitest Boy Alive, es un tipo peculiar, divertido y cercano, al estilo nórdico. Cautivador, majo y que te dan ganas de tener largas charlas con él

El directo, donde presentaba su último disco (Legao) suena perfecto, tanto en las canciones más preciosistas como en las secciones más acústicas, cuando deja al teclista hacerse una canción en solitario o en la parte final donde se deja atrás la melancolía para dar paso al baile. Un concierto de los que van creciendo poco a poco.

Como curiosidad el momento "No funciona un micro y va un técnico y se pega una hostia en el escenario", o varias anécdotas que fue contando entre canciones. Nada grave, más grave eran las avispas que pululaban el jardín y que nos tenían demasiado aprecio a nuestro grupo. La felicidad absoluta llegó con La Prima Estate, el single que adelantó su último disco.




Antes del último concierto había que reponer fuerzas, dos camiones de comida y algo de cola para poder conseguir una hamburguesa que creo que a todos nos supo a gloria para poder recuperarnos de tanto baile.

El fin de fiesta lo ponen KAKKMADDAFAKKA divertidos, acelerados recordando a We Are Standard en su actitud en la pista. Con bajista guapetón, acabaron actuando junto a Erlend Øye, y después sorprendieron con una versión del Bailando... No el de Enrique Iglesias sino el de Paradiso, que en nuestro país fue popularizado por el grupo Astrud.


Cuatro grupos interesantes, mucho hombre con barba guapo, camareros sexys, encuentros inesperados, coincidir con Chema el de El Canto del Loco, y sobre todo mucho baile con ganas y entusiasmo. Como dijo en medio de unos bailes un buen amigo: "La vida debería de ser un festival de verano continuo". Amén.

Buenas noches y, esperemos, hasta el año que viene.

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