Buscando información de Ferran Palau me he encontrado con un titular que sacaron de la entrevista que le hicieron en Binatural: "Mi terreno es el de la sensaciones, no el de las historias". Para mí cada canción transmite una sensación, emoción y a veces vienen con historias, otras veces el simple ritmo te lleva. Ha habido ya varias señales que me han obligado a escuchar a Ferran Palau. Así que aquí estoy para hablar de su último disco: Kevin (Hidden Track Records, 2019).
Escuchar Kevin es como si uno hubiera dado una pausa al mundo. Una pausa que dura 27 minutos, el tiempo de todas las canciones del disco. Nueve temas que han sido cocinados antes incluso de la publicación de su disco Blanc (Halley Records 2018), momento en el que ya tenía casi este disco acabado, el cuarto en su trayectoria. Su discográfica lo define como "Un disco de pop que mira de reojo al soul más Easy-loving, la obra más romántica y colorista del artista, en la que el tú y el yo que siempre protagonizan sus letras, se convierten en un micro universo donde cada punto de vista acontece una posible nueva dimensión".
Kevin es un viaje, un viaje que puede ser en solitario, flotando por la ciudad, sin escuchar el ruido de los coches, la gente malhumorada y el sonido de los móviles. Este disco pide calma, pide relax, pide silencio. Aunque hay una pasión enorme, ya lo dice la primera frase que abre el disco, Univers: "T’estimo com estimen els adolescents" pasión pura y dura pero a un ritmo ralentizado. Amor. Pero también errores, como en Kevin -la canción que da nombre al disco- donde deja claro que "I encara em queden deu mil nusos per desfer, Per desfer, per desfer, per desfer". O el sentimiento de estar perdido que se refleja en Estrany: "I miro com vas i miro com véns diguem-ho com si fos un estrany"... cada una de las canciones refleja una emoción aunque en su conjunto nos genera una sensación de paz.
Esa misma paz puede crearnos una bella sensación de intimidad. Una intimidad compartida, un disco al que acompañar unas caricias con otra persona, las ganas del ir poco a poco y disfrutando. No un aquí te pillo, aquí te mato. El comienzo, o el final, de una noche. Las caricias, la desnudez... Kevin transmite, eleva y nos lleva por diversos caminos.
Es un disco donde cada canción juega con matices, manteniendo una línea global. Un disco para disfrutarlo lentamente, relamerse o relamer a alguien... dejando a veces en sus palabras los problemas. Vaya, un discazo de esos que te calan y que seguirás escuchando de la forma más natural descubriendo nuevos detalles.
El 30 de abril se podrá ver en directo en Madrid en la Siroco junto a El Petit De Cal Eril dentro del Sound Isidro.
Gracias a Jorbasbo y a Nerea Serrano [invitada del Emergencia Pop dedicado a los Premios MIN]
No hay comentarios:
Publicar un comentario