Reconozco que hay artistas sobre los que me cuesta hablar, sobre todo porque acaban teniendo una obra muy grande. Van a toda velocidad. Así tengo a Luis DH, un ave raris de este país. Nacido en Madrid y viviendo en Barcelona lleva diez años frente a este proyecto musical. Me sorprende como es capaz de hacer música con una "aparente" sencillez. Digo aparente porque he conocido a músicos, na' unos pocos, y sé que es un proceso que a veces es largo y difícil. Pero Luis hace ver como si fuera sencillo sacar hasta dos discos por año, singles, y ediciones físicas muy cuidadas. Lo último que ha publicado es Afterlife (Vodka Cat, 2018) donde vuelve a ir más allá de lo que es un disco.
Podríamos decir que va más allá porque el disco sale en digital, CD y Vinilo, a día de hoy muchos grupos no editan ya ni el disco en tirada física de ningún tipo, o porque son 13 canciones nuevas las cuales algunas llegaron justo antes de verano. Claro, puedes sacar muchos discos pero puedes hacer una música que no sea accesible o que quizás, aunque este es muy subjetivo, no guste o no tenga calidad. No, él no. Pensar en Luis es al final pensar más en la sensación que compone una especie de banda sonora de su vida... con este último tiene que ver este disco.
Además de la edición de las 13 canciones le acompañan también las versiones instrumentales de las canciones -tanto en la edición digital como el CD- que aparecen también en un disco digital independiente bajo el nombre de Change (Afterlife) que si que es una banda sonora. Ahora, como no tenía suficiente con hacer música, también se ha pasado a la escritura con una novela con el mismo nombre, Change, de la que ya ha avanzado dos capítulos que se pueden descargar de forma digital.
Si nos vamos al estricto terreno musical, Afterlife vuelve a ser un conjunto de canciones que tienen la electrónica como su base, sintes así como juego de voces y armonías. Hay mucho de los noventa, hay mucho, hay house, hay un poco de dream pop pero todo encaja tan bien. De ahí que sus discos también sean como bandas sonoras con estados emocionales que te pueden llegar a paisajes desde M83 hasta The Prodigy pasando por Cut Copy o The Sound of Arrows paseándose por toda una época de los 80 hasta llegar a los 90 y llegando a la actualidad, como si pusiera banda sonora a ese capítulo mítico de Black Mirror llamado San Junipero.
Afterlife es un compendio musical completo que pasa por diversas épocas y estilos musicales sin despeinarse. Y el concepto de banda sonora le viene que ni al pelo. En unos meses el libro y lo siguiente ¿Una película? Vete a saber.
Afterlife es un compendio musical completo que pasa por diversas épocas y estilos musicales sin despeinarse. Y el concepto de banda sonora le viene que ni al pelo. En unos meses el libro y lo siguiente ¿Una película? Vete a saber.
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